jueves, 23 de febrero de 2017

Con la vergüenza ni se come ni se almuerza

Desde bien pequeños nos han provocado una gran vergüenza a equivocarnos. Hemos nacido con ello, ya que no estaba bien visto equivocarse, si hacías algo mal se preocupaban en que siempre lo hicieras mejor. Nos han creado un nivel de exigencia tan grande en la vida que nos ha provocado el miedo a equivocarnos, y de ahí surge la vergüenza a hacer el ridículo o ha hacerlo mal.


Por ejemplo, cuando hacemos una exposición en clase, pasan por nuestra cabeza muchas preguntas como ¿lo estaré haciendo bien? ¿qué pensarán de mi?. Todas esas preguntas nos crean una vergüenza que en muchas ocasiones nos hace quedarnos en blanco. Pues bien, por esta razón, el primer día usamos una dinámica en la que teníamos que coger un objeto que simbolizara la vergüenza y tirarla a la tarima situada en la pizarra. A nuestra profesora Pilar se le ocurrió la idea de recorrer la mesa central andando hasta el lugar donde teníamos que arrojar los objetos. Como era de esperar, lo hicimos pocas personas de la clase, ya que era el primer día, y la vergüenza de hacerlo les provocó tirar los objetos desde su sitio.


Está comprobado que debemos confiar más en nosotros mismos y aceptarnos como personas imperfectas. En dichos momentos tenemos que lograr salir de nuestra zona de confort y poder enfrentarnos a nuestros miedos, para así, poder quitarnos esa vergüenza que nos pesa tanto y nos limita en diversas ocasiones de nuestra vida.


Y recordar:


" Si no estás cometiendo errores es que no estás arriesgando lo suficiente"
John Mason


¡Que paséis un feliz día !
Laura Barroso Peñas

1 comentario:

  1. Gracias Laura, en tu relato se ve una cosa muy interesante, y es que todos compartimos la misma vergüenza finalmente. El miedo a hacerlo mal es un gran paralizante. Es importante que nos dejemos al menos hacerlo

    ResponderEliminar